sábado, 9 de marzo de 2013

La viuda del 'Mind the Gap'


Quien haya visitado Londres tendrá grabado en la memoria el 'Mind the gap, please' (algo así como 'Cuidado con el hueco, por favor'), la frase que se repite por los altavoces de las estaciones de metro -el famoso Tube- de toda la ciudad.
Originalmente, la voz que se oía era la del actor Laurence Oswald, quien en 1960 advertía a los usuarios del metro de que tuvieran cuidado de no meter alguno de los pies en el hueco que separa el coche del andén. Sin embargo, el progreso y la inserción de sistemas telemáticos acabaron por silenciar la voz de Oswald.
En la estación de Embankment, en la línea Northern Line, fue en el último lugar en el que se escuchó el eco de su acento 'british', según cuentan en 'The Telegraph'.
Sin embargo, el metro de Londres ha accedido a 'resucitar' a Oswald después de conocer la enternecedora historia de su viuda. La señora Oswald solía acercarse a las estaciones del metro únicamente para escuchar la voz de su marido después de que este falleciera, a los 80 años de edad, en julio de 2001.
"La viuda de Oswald Laurence se puso en contacto con el TfL [Transport of London] para ver si podía obtener una copia del icónico 'Mind the gap' que su marido grabó hace más de 40 años", explicó un portavoz.
"Nos conmovió mucho su historia, por lo que el personal localizó el registro y no sólo realizaron una copia del anuncio en un CD para que ella pudiera tenerla, sino que están trabajando para poder recuperarlo en la estación de Embankment", aseguró.

jueves, 14 de febrero de 2013

Francia: Diez platos típicos que no puedes perderte




La gastronomía francesa goza de una reputación internacional bien ganada. Cientos de miles de viajeros se acercan a Francia con el sólo objetivo de disfrutar de su cocina y se han desarrollado diversos servicios específicos, como rutas gastronómicas, clases de cocina para turistas, catas de quesos o de vinos, participación en la vendimia, etc.
Si te apasiona descubrir paisajes y monumentos tanto como sabores, te recomiendo diez platos típicos de Francia que no puedes perderte.

Quiche Lorraine

Esta tarta de queso, beicon y jamón es originaria de la región de Alsacia donde se reconoce una gran influencia de la cocina alemana. Otro plato de la región a probar son el “choucroute” (col, patatas y beicon) y los dulces entre los que abundan las tartas de manzana, de ciruela y arándanos, la “brioche“ alsaciana y el “Kougelhopf“ (bizcocho alsaciano en forma de corona).

Crêpes y galettes

Estos platos son tradicionales en todo Francia, pero especialmente en Bretaña donde encontraremos versiones más típicas realizadas con harina de trigo sarraceno. Una excelente opción que podemos acompañar con una cotriade (sopa de pescado) para finalizar con el pastel llamado "far" que lleva uvas pasas y ciruelas.

Coq au vin

El pollo al vino es uno de esos platos de larguísima tradición en Francia y que podemos encontrar en cualquier rincón del país. Como en muchos otros casos, varias regiones se disputan su autoría, pero está generalmente aceptado que su origen se encuentra en la cocina de Auvernia, caracterizada por sus platos caseros y su charcutería.

Tarta Tatín

En el pueblo de Lamotte-Beuvron en el Valle del Loira las hermanas Caroline y Stéphaine Tatin crearon (dicen que por error) una de las tartas dulces francesas mas internacionales. Esta tarta de manzanas caramelizadas en mantequilla y azúcar tiene la peculiaridad de ser una “tarta al revés”, es decir, para su elaboración las manzanas se ponen debajo y la masa encima.

Cassoulet

Viajamos hacia la región de Midi-Pyrenèes para probar una de las recetas más tradicionales de Francia. Hablamos de un guiso cuyo ingrediente básico son las alubias blancas, que se cuecen con trozos de carne y embutidos que pueden variar según la receta particular que probemos: de cerdo, salchichas de Toulouse, tocino o pato confitado y hasta morcilla en algunas versiones.

Sopa de cebolla


Podrás probarla en cualquier rincón francés, aunque las sopas son por lo general “herencia” flamenca. Esta sopa tiene una historia que merece conocerse.
Para Alexandre Dumas, autor de “Los tres mosqueteros” era “una sopa muy querida de los cazadores, gente de mala vida y venerada por los borrachos”. Se nota su origen popular y humilde pero a pesar de ello, enamoró a Estanislao Leczinski, antiguo rey de Polonia y apasionado de la gastronomía, cuando la probó en una fonda francesa. Tanto le gustó que envió a sus cocineros a conseguir la receta que luego hizo un plato obligado en las comidas de su corte y con ello ganó fama en aquella Europa. Mas adelante, las noches de juerga parisinas terminaban casi obligatoriamente con un buen plato caliente de sopa de cebollas… como bien sabía Monsieur Dumas. Suele servirse con pequeños croutons y queso, en ocasiones dándole un golpe de gratinado.

Tielles à la sétoise

Si bien este plato fue traído del sur de Italia a mediados del siglo XVIII, se ha hecho propio de la localidad de Sète en la costa mediterránea de la región de Languedoc-Rosellón. Es un plato sencillo y popular que puedes encontrar en panaderías, pescaderías y bares en cualquier rincón de la costa francesa sobre el Mediterráneo. Básicamente se trata de una pequeña quiche de unos 10 a 15 cm de diámetro, cerrada y realizada en masa de pan por lo que es tierna y esponjosa al morder. Su relleno tradicional es de pulpo, calamares y salsa de tomate especiada.

Brioche Kouglof

La esponjosa textura de las brioches es uno de los sabores más típicamente franceses que podemos encontrar. En este caso la brioche kouglof es fácilmente reconocible, con su gran volumen, sus estrías y el azúcar glasé por encima. Esa masa de panificación, con una base de mantequilla y un toque de sal combina perfectamente con muchas comidas. En esta versión, la gran brioche Kouglof agrega uvas pasas y un poquito de ron. Es un plato tradicional de Alsacia y muy popular en Europa central, especialmente en Austria.

Boeuf bourguignon

El típico estofado de buey en su versión francesa, que incluye un rol protagónico a su vino rojo de Borgoña. El principal ingrediente es, sin embargo, la paciencia ya que se trata de una cocción muy lenta de la carne junto al ajo, cebollas, zanahorias, sal y un bouquet garni. El líquido concentrado resultante de la cocción se suele espesar ligeramente con un roux para darle la consistencia de una salsa. Se sirve con una guarnición de panceta, setas o champiñones, y cebollinos. También suele presentarse junto a una porción de pasta o arroz cocidos.

Bugnes y beignetes

Aquí tenemos dos platos mas que simples, pero que están presentes especialmente durante Carnaval. Los bugnes son pequeñas tiras de masa de forma romboidal y enlazadas, que se fríen y luego se espolvorean con azúcar. Una variedad francesa de los conocidos pestiños, que son típicos de la ciudad de Lyon. Las beignetes son bolitas fritas muy parecidas a los buñuelos, hechas con una simple masa de harina, huevos, levadura, ralladura de limón, aceite y mantequilla (y un poquito de cerveza).
 

Hasta aquí mis sugerencias. Podria agregar muchos mas porque la cocina francesa es muy diversa y exquisita en cualquier lugar de su geografía. ¿Qué puedes recomendarme?

miércoles, 13 de febrero de 2013

De cómo quise capturar para siempre el paisaje más bonito que han visto mis ojos......



Es difícil decidir dónde está el paisaje más bonito del mundo. No lo es tanto decidir cuál es el paisaje más bonito que has visto tú en tu vida. Y ligeramente más fácil es decidir qué paisaje, independientemente de que sea el mejor, causó en ti, por el motivo que fuera, mayor impresión de belleza.
Si debo decantarme por esto último, entonces lo tengo claro: el valle de Lauterbrunnen, en Suiza, es mi paisaje. Sé que hay otros, y sé que encontraré rincones mejores. Pero siempre recordaré la sensación que experimenté al descubrir el que era el sitio más bonito que había visto nunca. Y todo lo que hice para capturarlo de alguna forma: en mi cabeza, en mi memoria, en mi vida.

El valle de Lauterbrunnen está emplazado en la zona montañosa de la Región del Jungfrau, a diez kilómetros del centro de Interlaken. Tiene unos 15 Km de longitud, delimitado por las dos paredes verticales que parecen gigantes. El valle es tan profundo y las montañas tan altas y escarpadas que parecía que estuviéramos en el fondo de un cuenco geológico. Aquel valle con 72 cataratas (con razón se llama “Lauter Brunnen”: sólo fuentes), prados alpinos y románticas casitas de madera, es una de las reservas naturales más gigantescas de Suiza.

Y ahora viene lo que sentí al llegar al valle, a lomos de una bicicleta que había alquilado, cansado y sudoroso, un verano soleado, con la intención de pernoctar en uno de los dos campings que hay en el valle. Preparaos, porque voy a ponerme un poco poético.


 Al principio, al contemplar aquel inmenso paisaje, supernumerario de colores y detalles, sólo conseguí percibir grupos de imágenes destelleantes. Así que mis ojos, ávidos de ir siempre más allá, de alcanzar límites siderales, avizoraron el horizonte en primer término, sin más distracción: las cascadas y el cielo. Aislé estas dos imágenes de todo lo demás. 
Unas nubes que parecían nata turbia en perpetuo movimiento, haciendo y deshaciendo, originando siluetas vermiformes o mostrando las anfractuosidades, las circunvoluciones y los recovecos cingulados de un cerebro de titán. Sin embargo, ninguna de aquellas nubes cerebrales se interponía entre el sol y yo. De modo que me enfrenté directamente con su brillo fulgurante, dejándome deslumbrar por su cualidad de girándula de fuego, de ciclorama de rayos ígneos. 



 Mi corazón encabritado amenazaba con saltar de mi caja torácica para galopar por la alfombra de bosque verde que ascendía por el flanco de los cerros que se encontraban en un plano inmediatamente más cercano. Otro sector de imágenes del que me dispuse a disfrutar.

Reculé varias hectáreas de campo abierto, un escenario punteado por alguna alberca colmada de azul tenebroso: los dijes del sol espejaban de tal modo la superficie de aquellas aguas estancadas que éstas adquirían una textura feérica. Un coche rojo cruzó la carretera que arañaba la tierra, un arañazo del que había supurado asfalto gris moteado de pintura blanca. El coche rojo desapareció en un túnel que se introducía en las entrañas de la montaña más cercana y, justo un segundo antes, logré atrapar un jirón de sonido de su ronroneante motor y de sus ruedas rozando la carretera, gracias al efecto Doppler.

Reculé. La suave brisa mecía las hojas de la doble ringlera de árboles que bordeaban el mullido camino. Aves canoras brotaban y regresaban a ellos tras realizar algunas piruetas. Entre la fronda se filtraban destellos del sol al igual que luces estroboscópicas.

Reculé. Hierba verde ácido, henchida de clorofila, millones y millones de briznas verdes que me obligaban a parpadear, deslumbrado por los últimos brillos del rocío. Algunas matas, flores y piedras, burujos de hojarasca danzando la canción de la brisa. Conseguí atisbar un insecto que no supe identificar, pero su tonalidad anaranjada me fascinó, así como su aleteo cromático, que tenía algo de espejismo.

Reculé lo más que pude. Intenté escudriñar el aire que me rodeaba. La brisa hacía flotar en el aire diminutos organismos, polvo, la escama irisada de una mariposa, la pata de algún insecto, esporas y demás miniaturas suspendidas en el aire que conformaban el aeroseston.


Y después de dejarme invadir por aquella desbordante belleza natural, volví a subir a mi bicicleta y continué pedaleando por el sendero de tierra, cruzándome de vez en cuando con otros ciclistas o con simples paseantes.
 
Una actividad que resultaba especialmente sencilla en aquella región, sistemáticamente recorrida por toda clase de senderos perfectamente señalizados a fin de que alguien, con paciencia y buenas piernas, pudiera llegar a absolutamente cualquier destino sin emplear ninguna carretera para vehículos motorizados. 

A este respecto cabe distinguir dos clases de senderos. El sendero propiamente dicho o Wanderweg y el camino de montaña o Bergweg. Los senderos son apropiados para cualquier persona, pero los caminos de montaña pueden comprender pasos a una altitud elevada o superficies difíciles, de modo que están orientados a excursionistas con experiencia y provistos de un equipo adecuado.



 Sospeché que explorar todo aquel dédalo de caminos entrecruzados llenos de señales con nombres de sitios y sus correspondientes estimaciones de tiempo de llegada a pie me supondría semanas enteras. Vivir en Lauterbrunnen era como vivir en un parque de juegos. No era capaz de imaginar lo bien que se lo pasarían por aquí los niños, disfrazados por ejemplo de los integrantes de la Comunidad del Anillo. No en vano, uno de los senderos estaba protegido por la UNESCO: era el primer sendero temático del patrimonio mundial, idóneo para conocer cataratas de agua, granjas alpinas y hoteles de montaña. 
En alguno de los letreros leí Trümmelbachfälle, a un par de horas a pie desde el camping en el que me alojaba. Unas cataratas espectaculares que se contemplaban desde las entrañas de la montaña Scwarzer Mönch, escondidas detrás de abruptas paredes rocosas, casi verticales. Ese surtidor de agua natural genera 20.000 litros de agua por segundo desde una altura total de 200 metros. Sin duda era una de las gargantas glaciares más salvajes de Europa. Quizá la explorara otro día. 

También leí Staubbachfall, otra cascada monumental que se precipita desde 300 metros de altura: es una de las cataratas de mayor envergadura de Europa. 

Al contemplarla Goethe en 1779, inspirado por esa megalítica masa de agua, compuso el poema Canto de los espíritus sobre las aguas, a la que más tarde le puso música Franz Schubert:

"Desde las alturas brota, cae por la abrupta roca la límpida cascada, que se pulveriza en vaporosas gotitas sobre la superficie pétrea, la toca apenas y ondeante como un velo cae de nuevo con un rumor hacia lo hondo del abismo. Sus puntiagudos salientes obstaculizan su caída, espuema, escalonadamente, su caída hasta lo hondo."
De todas formas, para contemplar el valle de Lauterbrunnen, nada mejor que escuchar "Serenade", de Franz Schubert.......


 “My songs quietly implore you
through the night;
down to the silent wood
my love, come to me!
The tree tops whisper
in the light of the moon;
Don't be afraid, my love,
no-one will observe us.
Can you hear the nightingales?
Oh! They implore you,
their sweet lament
pleads with you on my behalf.
They understand the yearning I feel,
they know love's tor ture,
with their silvery notes
they touch every soft heart.
Let them touch yours, too,
sweet love: hear my plea!
Trembling I await you,
come, bring me bliss!”

sábado, 9 de febrero de 2013

A MI DIRECTORA....




Navega mi pensamiento,
en busca de tu mirada,
que hace tiempo que no aterriza,
en el puerto de mi alma.
De tus ojos vivo preso,
ojos que besan y hablan,
que sonrien cuando miran,
y acarician cuando callan.
¿Que misterio hay en tus ojos?
¿que se oculta en tu mirada?
que son como dos luceros,
que igual llegan que se marchan.
Que larga se hace tu ausencia,
cada dia, noche y alba,
sueño que estás de regreso,
y que ya núnca te marchas.
Al fín, al fondo del mar,
se divisa un gran navio,
el barco de mi esperanza,
el que te traerá conmigo.
Vuela alegre el corazón,
al puerto al que ha de llegar,
la directora mas guapa,
que núnca cruzara el mar.
¡¡AY!! que despacio que avanza,
pareciera que está anclado,
en las aguas de alta mar,
que no quiere regresarlo.
Al fín mediada la tarde,
llega hasta el muelle el navio,
con la directora brava,
que me roba los sentidos.
Sus ojos secretos, muy secretos,
su piel de miel y canela,
sabrán calmar los anhelos,
que mi alma padeciera.
Con una caricia un beso,
y su forma de mirar,
vamos hasta el paraiso,
luego vendrá lo demás..........
Cómo quisiera despertar tus ojos...cuando mueren en el frío de la noche, ofrecerte la dulzura de la rosa cuando nace y ser para ti...como la melodía de esas notas de piano que lanzan rumores al alma…Tengo un sueño enredado en los ojos y hoy quisiera pintarlo contigo…El sueño de un navío que surca sentimientos para desembocar en un amanecer, el nuestro….Toma mi mano, Rosanna, pinta conmigo.


GO FORTH

Cuando todo esté dicho y hecho, ¿habrás dicho y hecho bastante? ¿Te habrás dejado llevar durante todo el camino o habrás forzado el recio timón del destino? Cuando te vayas de este mundo, ¿lo habrás dejado mejor que cuando llegaste? Lo único que necesitas es lo que ya tienes: tu ingenio y ropa que te cubra. Tu epitafio está por escribir; tu herencia está por hacer. Lánzate...


jueves, 7 de febrero de 2013

Un 20 de noviembre, cuando te conocí,  cerré una etapa de mi vida y abrí otra.
Dios sabe que..... a partir de ese día..... todo mi amor está en ti..... para siempre.


miércoles, 30 de enero de 2013




“Creen que moverse es vivir .....

Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven”

 

 

TU JARDIN CON ENANITOS

Hoy le pido a mis sueños
Que te quiten la ropa
Que conviertan en besos
Todos mis intentos de morderte la boca.

Y aunque entiendo que tú,
Tú siempre tienes la última palabra en esto del amor
Yo hoy le pido a tu ángel de la guarda
Que comparta, que me de valor y arrojo en la batalla, pa’ ganarla...

Y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas
No se asuste señorita, nadie le ha hablado de boda
Yo tan solo quiero ser las cuatro patas de tu cama
Tu guerra todas las noches, tu tregua cada mañana...

Quiero ser tu medicina, tus silencios y tus gritos
Tu ladrón, tu policía, tu jardín con enanitos
Quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza
Quiero ser tu incertidumbre y sobretodo tu certeza.

Hoy le pido a la luna
Que me alargue esta noche
Y que alumbre con fuerza
Este sentimiento y bailen los corazones.

Y aunque entiendo que tú,
Serás siempre ese sueño que quizás nunca podré alcanzar
Yo hoy le pido a tu ángel de la guarda
Que comparta, que me de valor y arrojo en la batalla, pa’ ganarla...

Y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas
No se asuste señorita, nadie le ha hablado de boda
Yo tan solo quiero ser las cuatro patas de tu cama
Tu guerra todas las noches, tu tregua cada mañana...

Quiero ser tu medicina, tus silencios y tus gritos
Tu ladrón, tu policía, tu jardín con enanitos
Quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza
Quiero ser tu incertidumbre y sobretodo tu certeza.

Y es que yo quiero ser el que nunca olvida tu cumpleaños
Quiero que seas mi rosa y mi espina aunque me hagas daño
Quiero ser tu carnaval, tus principios y tus finales
Quiero ser el mar dónde puedas ahogar todos tus males.

Quiero que seas mi tango de Gardel, mis octavillas
Mi media luna de miel, mi blues, mi octava maravilla
El baile de mi salón, la cremallera y los botones
Quiero que lleves tu falda y también mis pantalones

Tu astronauta, el primer hombre que pise tu luna
Clavando una bandera de locura
Para pintar tu vida de color, de pasión,
de sabor, de emoción y ternura
Sepa usted que yo ya no tengo
cura sin tu amor.

martes, 22 de enero de 2013

El mar es de la luna. Prefiero darle tu nombre al viento o susurrárselo a la lluvia, que son más nuestros...

sábado, 12 de enero de 2013

JUAN I, EL ÚLTIMO REY DE LEÓN (1296-1300)

Podría decirse que desde la muerte de Fernando III (1252) hasta los Reyes Católicos (finales del s. XV) la historia de la Corona de Castilla es una sucesión casi sin fin de guerras civiles. Este oscuro y  largo periodo comenzó en la fase final del reinado de Alfonso X “El Sabio” (1252-1284), debido a las rebeliones nobiliarias y a las ambiciones de sus hijos. 
Descendencia de Alfonso X el Sabio
En 1275 murió Fernando de la Cerda, el heredero, lo que creó un caos sucesorio debido a los cambios legislativos introducidos por Alfonso. Las dudas del rey entre los distintos candidatos llegaron a plantear una división de la Corona, lo que no hizo más que aumentar el desconcierto y el descontento. Sancho (futuro Sancho IV), su hijo segundogénito, apoyado por muchos familiares, casi toda la nobleza y las ciudades, se rebeló contra él. Alfonso X se vio obligado a huir al sur de la Península, y se sometió a la humillación de entregar su corona a los moros a cambio de su ayuda militar. Cuando empezaba a recuperarse militarmente frente a su hijo, le sorprendió la muerte en 1284, si bien en enero de ese mismo año dejó unas disposiciones testamentarias en las que desheredaba a Sancho y repartía sus territorios entre distintos herederos, aunque con la condición de que prestaran vasallaje a su nieto Alfonso de la Cerda (hijo de Fernando).
Escudo de Juan I de León
Este testamento no se respetó, y las cosas no mejoraron durante el reinado de Sancho IV (1284-1295). Entre otras cosas, este rey tuvo que hacer frente a las rebeliones de su hermano Juan, que es el verdadero protagonista de esta entrada. El infante Juan en principio había formado parte de las filas de Sancho durante la guerra civil contra su padre Alfonso, pero pasado un tiempo se arrepintió y obtuvo el perdón paterno, cambiando de bando y llegando a dirigir varios ejércitos de su padre. A partir de la muerte de Alfonso X se dedicó a complicar todo lo posible la vida de su hermano, conspirando desde Portugal y Marruecos. Se puso al servicio del rey de Fez y en 1294 atacó la ciudad de Tarifa, que estaba defendida por Alonso Pérez de Guzmán, que posteriormente sería conocido como “Guzmán el Bueno”: allí tuvo lugar el famoso episodio en el que las tropas moras y el infante don Juan exigieron la rendición de la plaza, o de lo contrario ejecutarían al hijo de Alonso, al que tenían prisionero. Éste se negó a ello, e incluso les arrojó una daga para que cumplieran su amenaza, cosa que hicieron, cortándole la cabeza y lanzándola dentro de Tarifa con una catapulta. De todas formas, los asaltantes no pudieron hacerse con la plaza, así que Juan se retiró al reino moro de Granada para seguir conspirando contra su hermano Sancho IV, quien falleció poco después, en la primavera de 1295, dejando como sucesor a su hijo Fernando IV, que sólo tenía diez años y que estaba bajo la tutela de su madre, la famosa María de Molina. 
María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295. 
Estos hechos provocaron que aumentara la inestabilidad de la Corona, con toda una serie de pretendientes al trono, porque además del propio don Juan también apareció en escena Alfonso de la Cerda, el mencionado hijo de Fernando de la Cerda, y nieto por tanto de Alfonso X. Tío y sobrino acordaron en 1296 repartirse la Corona, correspondiendo León (con Galicia, Asturias, León, Extremadura y Sevilla) a Juan, y Castilla a Alfonso. Todos estos movimientos resultaron muy atractivos para los reinos de Aragón y Portugal, que intentaron sacar tajada aliándose con los dos pretendientes en su lucha contra Fernando IV. El rey de Aragón envió un ejército comandado por Pedro, su hijo menor, que fue devastando todo lo que encontraban a su paso, y que se reunió con don Juan en la ciudad de León. Allí, según la Crónica de los Reyes de Castilla, el infante “llamóse rey de León é de Galicia é de Sevilla”, es decir, se proclamó rey de la Corona leonesa con el nombre de Juan I. Después los aliados se dirigieron a Sahagún, donde proclamaron rey de Castilla a Alfonso de la Cerda (“llamaron y á don Alfonso, fijo del infante don Fernando, rey de Castilla, é de Toledo, é de Córdoba, é de Murcia é de Jahen”). En esa villa planearon que su siguiente paso sería tomar Burgos, pero finalmente Juan convenció a los coaligados de la conveniencia de atacar Mayorga. Juntos cercaron la villa durante todo el verano, e incluso el rey de Portugal se dirigió hacia allí para ayudarles, pero durante ese tiempo sufrieron la peste. Una de las víctimas mortales fue el infante aragonés: sus tropas recogieron su cuerpo y regresaron a Aragón, por lo que Juan y Alfonso abandonaron el cerco y fueron a Salamanca al encuentro de Dionisio I, el rey de Portugal, para convencerlo de atacar Valladolid, donde se encontraban Fernando IV y su madre. El portugués accedió, pero la diplomacia de María de Molina y las deserciones de algunos nobles le hicieron desistir y regresó a su reino. 

Don Juan volvió a León, y la reina regente propuso a sus nobles que asediaran la ciudad, pero ellos se opusieron, así que tuvo que contentarse con cercar la villa de Paredes, donde estaba doña María, “mujer del infante don Juan, que se llamaba reina de León”. Dicen las crónicas que las huestes agresoras no ponían mucho empeño en tomar la villa, a pesar de que dispusieron de todo tipo de máquinas de guerra. Además, la regente también tuvo que sufrir deserciones como la del gallego Fernando Rodríguez de Castro, que se pasó a las filas de don Juan, por lo que finalmente levantaron el sitio y regresaron a Valladolid. A pesar de este revés, María de Molina demostró una vez más sus grandes dotes diplomáticas al lograr que el rey de Portugal aceptase el matrimonio de Fernando IV con su hija Constanza, con lo que los portugueses abandonaron el partido de Juan de León y comenzaron a apoyar militarmente a Fernando IV y a su madre. Con esta ayuda invadieron los territorios de Juan I, quien se vio recluido en la capital leonesa. 

Tanto Juan como su sobrino Alfonso comenzaron a aplicar la guerra económica, falsificando moneda en grandes cantidades para perjudicar al bando realista. Don Juan la acuñó en León y en Castrotorafe, y la Crónica de los Reyes de Castilla dice que sus monedas eran idénticas a las de Fernando IV, pero con un valor en metal muy inferior, y que con ellas “confondieron toda la buena moneda de este rey don Fernando, é por esta razón toda la tierra fue en grand turbamiento, lo uno porque la moneda non la conoscian los omes, lo otro porque pujaron las cosas á muy gran prescio”. Sin embargo, también acuñó moneda en su nombre, pues existen decenas de ejemplares con un león pasante en el reverso y la leyenda “+I(OHAN) REX LEGIONIS/+ET LEGIONIS”. Es decir, tenemos la constancia de que Juan se consideró rey de León con todas las de la ley, llegando al atrevimiento de acuñar moneda, que era un privilegio reservado a la realeza (aunque lo podía delegar en monasterios u obispados). 
Moneda de Juan I de León.
La reina María de Molina quiso seguir azuzando al rey portugués contra Juan I de León, pero Dionisio no se mostró de acuerdo y maniobró todo lo que pudo en secreto para que su antiguo aliado mantuviera el reino de León y Galicia. Al enterarse de ello, María se reunió con los representantes de los concejos de las diferentes villas y ciudades, y les expuso su oposición a aceptar esta división de la Corona. Logró convencerlos, y a la vista de ello Dionisio I renunció a sus planes y regresó a Portugal. El bando realista sufrió más amenazas de deserciones (sobre todo por parte de gallegos y asturianos), pero la reina supo apagar estos fuegos con promesas y la concesión de privilegios y villas a los nobles implicados. 

El infante Enrique, otro hijo de Alfonso X, aunque era tutor de su sobrino Fernando IV y, por tanto, uno de los puntales del partido realista, en ocasiones navegó entre dos aguas, y llegó a animar a Zamora, Salamanca, Benavente, Mayorga y Villalpando que se pasaran al bando de Juan I. 

En abril del año 1300 se convocaron cortes en la ciudad de Valladolid, a las que acudieron el mayordomo y al canciller de Juan I: tras unas cortas negociaciones, y cumpliendo el mandado de su señor, acordaron que don Juan renunciaría a la corona leonesa y que reconocería a su sobrino Fernando IV como su legítimo rey. Finalizaba así el intento más serio que hubo de volver a partir la Corona de Castilla, y con él el último (corto) periodo en el que León fue reino independiente (1296-1300). Aún así, las cortes del año siguiente se hicieron por separado (“por guardarse de pelea”), reuniéndose las ciudades castellanas en Burgos, y las leonesas en Zamora. 

El infante don Juan siguió siendo protagonista de los acontecimientos posteriores de la Corona de Castilla hasta su muerte frente a los moros en la Vega de Granada en 1319. Parece que fue sepultado en la Catedral de Burgos, si bien en 1310 había estipulado que debía ser enterrado en la Catedral de Astorga, e incluso concedió algunos privilegios a esta última para alojar su cadáver. Es un asunto que no está nada claro, y aunque su tumba está más o menos identificada en la capital castellana, hay historiadores que defienden que en realidad está enterrado en la ciudad asturicense.

lunes, 7 de enero de 2013

LOS MEJORES DESTINOS PARA 2013

Ha terminado un año y es tiempo de balances pero, también, es un buen momento para hacer planes. Así, en lo que se refiere a la vida del viajero, qué mejor que decirle adiós a 2012 y recibir a 2013 con sueños viajeros.
Pensar en aquellos lugares que valen la pena conocer, inspirarse, averiguar, armar rutas, hacer cálculos, coger el calendarios y planear…

Pues para aportar mi granito de arena, he elaborado un listado de los que se consideran los mejores destinos o destinos emergentes para conocer durante el año que acaba de comenzar, con la ayuda de National Geographic Traveler 

Me acompañas a averiguar cuáles son esos sitios que recomiendo visitar?
  • Crimea (es una república autónóma de Ucrania)
  • Marsella (Francia)
  • Raja Ampat (Papúa Occidental, Indonesia)
  • Ravenna (Italia)
  • Bosque del Gran Oso (Columbia Británica, Canadá)
  • Malawi
  • Quito (Ecuador)
  • Bagan (Myanmar o Birmania)
  • Isla Cape Breton (Nueva Escocia, Canadá)
  • Uganda
  • Valle Hudson (Estados Unidos)
  • Thessaloniki (también conocida como Salónica o Tesalónica, Grecia)
  • Granada (isla, Caribe)
  • Bodø (Noruega)
  • Valparíso (Chile)
  • Missouri River Banks (Orillas del Río Missouri, Estados Unidos)
  • St. Augustine (Florida, Estados Unidos)
  • Memphis (Estados Unidos)
  • Kyoto (Japón)
  • Jarash (Jordania)
Conoces alguno de estos destinos? Los recomiendas? Cuál te gustaría conocer? Por qué?

sábado, 5 de enero de 2013

EL VALOR DE LA PALABRA


Anduve sur y norte por encontrarte
amé para vivir lo que es querer;
la puerta estaba abierta
esperando que entrara
y comencé a entender la primavera,
el rito de la noche y la mañana.
Ay, amor...
La noche caminé una y mil veces
sin sentir que también tú caminabas
y un grito aquella noche
nos juntó la mirada
y sin saber tu nombre te llamaba,
y sin saber mi nombre me llamabas.
Ay, amor...
Aunque parezca absurda la inocencia
en el barro la nieve es siempre blanca;
de qué sirve plantar
la flor para cortarla,
la rosa se defiende con la espina
y nuestro porvenir con la esperanza.
Ay, amor...